Hace unos días llegó a nuestro correo una propuesta que ha hecho que la esperanza brote de nuevo entre nosotras. La Asociación Edna (Asociación nacional de educación en la naturaleza) nos hizo partícipes del manifiesto: la naturaleza como contexto saludable y necesario en educación.
Desde el empiece de esta crisis ver como la educación de este país iba cada vez en mayor detrimento nos asustaba y entristecía enormemente, si acompañar a los niños y niñas en su autoconstrucción dependería de una pantalla, nosotras preferimos no formar parte. Existen estudios de sobra para hacernos entender que lxs niñxs no aprenden a través de las pantallas y las consecuencias de adormecimiento del cerebro y del alma son nefastas.
Cuando la asociación Edna nos escribió fue como encontrarse con una respuesta que iba dando vueltas dentro de nosotras pero que aún no habíamos visto. La propuesta es sencilla y nos la explicaban dando un paseo hacia al pasado:
“En Dinamarca, a principios de los años 50, hubo una gran demanda de escuelas infantiles para acoger a los hijos y a las hijas de mujeres que habían quedado viudas tras la Segunda Guerra Mundial y necesitaban incorporarse al mercado laboral. Dado que no había aulas suficientes, idearon un sistema de rotación mediante el cual un grupo pasaba algunos días en el aula y otros, al aire libre. Así es como surgieron las escuelas en la naturaleza modernas en Europa, hoy en día extendidas por todo el mundo” es decir, si no hay escuelas suficientes para dividir a los grupos y respetar las ratios, salgamos a la naturaleza.
En Montessori Esplugues, o como nos gusta llamarlo, en la escuelita, hacíamos bosque escuela una vez por semana. Laia, asistente Montessori y acompañante de la escuelita, se formó y creamos un proyecto de bosque escuela a medida. Este año era el primero que lo llevábamos a cabo de manera formal. Poco a poco, fue pasando a ser un rasgo más de nuestra identidad como proyecto y ahora es nuestro futuro.
Con este texto, nos gustaría incentivar a las escuelas a dar ese paso, también nos gustaría que lxs profesionales de bosque escuela ayuden a formar a lxs docentes y podamos llevar esta propuesta a todas las escuelas que se puedan, ya sean de infantil, primaria o secundaria. No tiene porqué ser un bosque, basta con estar al aire libre y estar en un entorno natural. Playa, parques, campo… El aprendizaje no necesita pupitres, necesita emoción y experiencias. ¿Cambiamos la pantalla por un árbol?
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